miércoles, 18 de noviembre de 2015

¿Qué pasa con las ideas?

Muchas veces se cae en el absurdo de creer que las ideas son solo de uno. O que nadie más las puede usar y/o interpretar. Siquiera usarlas con otros matices. 


Las ideas son de la comunidad. 
Son de uno, sí. ¿Pero de qué sirve que sean solo de uno? ¿De qué sirve no poder compartirlas con el mundo? o ¿para qué sirven si no se pueden poner «en juego»? Son, a priori, simples preguntas.

En todos los ámbitos de la vida uno recurre a la idea de otro, en todos. Ya sea tanto cuando uno es un chico, que copia los ejemplos de sus padres; en el colegio, que muchas veces se copia al que nunca reprueba para después pasar el verano junto a los amigos; en la adolescencia-adultez cuando uno, a pesar de su independencia natural, copia a los exitosos en su área hasta sin saberlo, porque probablemente todos queremos que nos vaya bien en lo nuestro, ¿no? Y qué mejor que copiar al que lo hace bien para lograrlo. 

Es quizás algo que uno no piensa, lo hace desde el inconsciente, pero a la hora de quejarse acerca de ello, estamos todos al pié del cañón.